Tú y Yo,
seres privilegiados, qué vivimos,
qué tomamos nota en y dentro del sentimiento,
qué recordamos y olvidamos, sin más, sin pensarlo,
no es premeditado,
dentro del vorágine de la vida,
qué calla, chilla y abruma,
hasta,
qué las emociones se restauran,
un día detrás de otro,
en silencio y en compasión por uno mismo,
y por los demás, y se va lidiando,
y se va sanando, así se quiere,
y se logra,
y se vive,
y se encara una misma al pronostico de la Existencia,
esa, qué cada uno tenemos,
y aúlla y asevera, y nos dice, aquí estamos,
lucha, sin espada,
brinda con el corazón,
abraza desde el amor más gratificante,
y vive, canta, comienza, inténtalo otra vez,
y otra vez, hasta, qué un día,
todo se cumple, todo se logra, y todo se vive,
dentro de tu Ser, en plenitud expansiva,
has transmutado, has vivido, has perdonado,
has silenciado sin dar más importancia qué la que tiene,
sí la tiene, y así, en un momento dado,
encuentras lo que tanto has buscado o deseado,
sin buscarlo, encontrado en el fondo de tu Esencia,
en amplitud con la Gran esencia, esa qué estuvo y estará, siempre.
Y,
así,
vivimos,
en armonía,
en paz,
y en amor por uno mismo y por los demás,
aunque no se den cuenta, o no entiendan, pero uno mismo, sí.
Y ahí, la diferencia.
Por Montserrat Cobas.
Esa lucha interior que nos encara con la vida.
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