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NARRACIÓN CORTA. RECIBIMIENTO CON FENÓMENOS...


Dibujo realizado por mua.

Preparando Halloween,

Para ir haciendo ambiente...hacer clic en el siguiente enlace.


http://entretenimiento.es.msn.com/msn/halloween/fotos.aspx?cp-documentid=159509883&page=2



Que os parece si para variar un poco y haciendo menester a estos días os escribo una historia con un poquito de miedo.

Dependiendo de lo temerosos-as que seáis, claro esta.


"Bueno, pues ahí voy".




NARRACIÓN CONTENIDA EN EL LIBRO 


"CUENTOS CON MENSAJE" 
algo mas que un libro, 
narraciones para sanar y crear evolución, 
premonitorio en cuanto a alguna narración, 
como algunos de los dibujos realizados, todos,  por la autora,
mensajes desde la Luz.

Si queréis comprarlo poneros en contacto en el e-mail
montsemc2009@hotmail.com


RECIBIMIENTO CON FENÓMENOS...

En un pueblo de la provincia de Lugo, vivían cuatro familias, las cuales entre todas tenían cuatro hijos con edades comprendidas entre 13-16 años. Era verano, el tiempo era bastante agradable, de día calor y por las mañanas y noches, hacia una temperatura que invitaba a colocarse una manga o incluso dos. Si estaba nublado entonces, incluso más.

El colegio para los chicos ya había terminado. Pasaban los días ayudando en lo que podían a sus padres en las tareas del campo y del ganado, juntándose por las tardes para jugar en la piscina en la casa de José.
José era el mayor de los cuatro, le acompañaban Sara, Yolanda y Jesús. Estaban deseando que llegara la tarde para juntarse en casa de su amigo. Dedicando el tiempo que tenían a bañarse en la piscina o a ir de prado en prado para jugar al escondite.
La parcela en la que les gustaba esconderse más, era propiedad del tío de Sara. Era grande, con grandes árboles y mucha vegetación de todo tipo entre ellas zarzas, helechos que le permitían esconderse perfectamente. Existiendo también grandes piedras, disfrutando al saltar encima de ellas. Había en la entrada de esta una pequeña casita que la dedicaban para guardar los cereales cosechados y parte de la maquinaría, siendo uno de los sitios preferidos para esconderse.
Esperaban ansiosos el mes de julio. Venían los primos de Yolanda que vivían en Madrid, disfrutando de lo lindo por el hecho de ser más.
Se le añadía a la diversión, las fantásticas historias y conocimientos de miedo que sabia Leandro, el primo mayor. Uniendo a estas las conocidas de años en el pueblo, pasando de generación en generación de unas familias a otras.
"Por fin llego la primera semana de julio".
Estaban todos juntos ese día en casa de Jesús, jugaban a un juego del ordenador, escuchando de repente el claxon de un vehículo. Salieron corriendo, pues imaginaron que la totalidad del grupo había llegado, ni tan siquiera se acordaron de apagar o parar esté.

Cuando bajaron del coche corrieron a saludarse mutuamente. Todos tenían ganas del reencuentro. Se dieron un beso con vergüenza adolescente.
Los unos y los otros se encontraban muy cambiados.
David se quedo asombrado de ver lo que habían crecido los amigos y prima del pueblo.
"Uf" que grandes estáis, balbuceo.
Tu también contesto, Yolanda.
"Que va, pero si tengo que levantar el cuello para poder veros", "El año pasado no hacía falta".
Bueno el año que viene tú también estarás muy cambiado. Auguro José.
Mientras que los abuelos de Yolanda sacaban las cosas del coche, los chicos se adentraron a la vivienda de Jesús, disponiéndose a seguir con la partida de carreras a la que estaban jugando.
Cuál sería su sorpresa cuando se encontraron con otro juego. Observando como si alguien estuviera jugando. Situación que era imposible, pues nadie estaba con el mando ni con el teclado.
Se lo tomaron a risa, no le dieron importancia, desconectándolo y decidiendo ir a merendar.
Se dirigieron a la cocina, estaba la puerta cerrada. Al intentar abrirla no pudieron. Era como si alguien la estuviera sujetando desde el otro lado. Fue en principio lo que pensaron, que alguien estaba jugando con ellos. Empujando para que no pudieran abrir.
¡Mama abre, queremos entrar! Dijo Jesús.
No contesto nadie y seguían sin poder abrir la puerta. Volvió a alzar la voz, esta vez más fuerte.
"Mama, vale ya". Están aquí mis amigos y queremos merendar algo. ¡Abre!
Esta vez sí que contesto su madre pero desde el cuarto de arriba.
¡Bueno, pues merendar! Hay cosas en la nevera.
Todos se giraron hacia las escaleras dirigiéndose Jesús hacia ellas.
Los demás le siguieron.
Mama, ¿quién está en la cocina? Pregunto Jesús con curiosidad. Escuchando todos en ese momento como la puerta se abría sola.

Yolanda que fue la primera en oírla y la última de las escaleras, se dirigió corriendo hacia la puerta para ver quién era el que estaba jugando.

Cuál fue su sorpresa, cuando en principio, desde la entrada de la puerta no vio a nadie. Una vez hubo entrado miro debajo de la mesa. Los demás que la siguieron miraron detrás de la puerta, debajo del fregadero...

Allí no había nadie.
Se miraron los unos a los otros, todos perplejos. Sin decir nada.
Ante la situación acontecida se les habían quitado las ganas de merendar.
Entrando en ese preciso instante la madre por la puerta.

Pero vamos a ver, darme un beso, que grandes estáis, ¿cómo ha ido el viaje?
Muy bien contestaron los chicos, rompiendo la frialdad que se había originado en ese momento olvidándolo en ese instante.
Bueno Jesús, ¿no pones la merienda a tus amigos? Comento la madre.

Si, a eso íbamos, pero sabes si le pasa algo a la puerta.
¿Qué le va a pasar? contesto la madre.
Bueno es que no se podía abrir.
¡Le habréis dado mal a la maneta, seguro!
No, es que no se podía...contesto Sara.
Bueno, a lo mejor es que se ha quedado encallada, dijo la madre.
¡Ha!, pues puede ser. Suspirando todos convencidos.
Todos menos Jesús, quedándose pensativo con lo que había sucedido.
La madre preparo la merienda de los chicos, estaba frente a la puerta, observando una sombra en el pasillo, la cual paso muy ligera.
¿Antonio, ya has venido?, pregunto la madre. Girándose todos para ver al padre de Jesús.
Pero no, allí no había nadie. La madre salió a buscarle para decirle que ya habían venido los chicos, pero no lo encontró.
¡Qué raro, me pareció ver a alguien pasar por el pasillo! Comento hacia los niños.
Al ver que estos se quedaron con cara de espanto ante tal comentario, continúo.
¡Vaya parece que la vista, me está engañando! tendré que ir al oftalmólogo.

Los niños fueron espontáneos, sonriendo ante el comentario de la madre de Jesús.
Esta les invito a que ese día se quedaran a dormir, a lo que aceptaron encantados, todos menos David, diciéndole a su hermano Antonio,
Antonio, es el primer día. Los abuelos se van a molestar.
No creo, ahora los llamaré para preguntarles.
¿Bueno, no sería mejor que hoy lo pasáramos con ellos? Prosiguió David con cara asustadiza. No sabía disimular y se le noto demasiado.
Bueno, bueno, contesto Yolanda. No me digas que tienes miedo, con los que somos, venga, que nos lo pasaremos muy bien, tenemos días de sobra para estar con los abuelos.
David miro a Yolanda y Antonio y ante la persistencia se quedo callado. Su hermano llamo a los abuelos y Yolanda a sus padres, permitiéndoles quedarse.
Contentos, todos saltaron de emoción.
Una vez hubieron cenado, subieron a las habitaciones que la madre de Jesús les había dispuesto. Las chicas a un lado y los chicos a otro. Reuniéndose en una sala pequeña que había en medio.
Se sentaron en los sofás que había en esta y empezaron a hablar de temas de misterio recordando lo que les había pasado por la tarde.
Leandro comenzó a contar un caso que le había explicado un amigo suyo, algo mayor que él.
Era una experiencia que este amigo junto a unos compañeros de clase suyos habían realizado hacia un par de años en un cementerio.
Así que comenzó a contar…
Una noche decidieron todos juntos ir al cementerio que había en las afueras de Madrid, con solo un utensilio para realizar la prueba, de la cual habían oído tanto hablar. Llevaban un casete con una cinta en la cual preguntaban si había alguien en el cementerio.
Estuvieron cerca de una hora, aún no llegaba, con el magnetófono encendido, no aguantando más, decidieron dar la cinta marcha atrás para ver si se había grabado algo.
Era una noche de luna, pero está se acababa de tapar, volviéndose oscura y fría. Con un poco de repelús por ambos motivos le dieron al botón para que la cinta volviera al inicio. Estaban esperando…
Cuando en ese preciso momento, alguien empezó a tirarles piedras o eso pensaron ellos, levantándose al mismo tiempo un viento estremecedor por la forma de como se movía esté.
Se quedaron paralizados, no pudiendo actuar en el momento, por el terror que sentían.
El amigo de Leandro, salió golpeado en la cabeza por una de las piedras, lo que le hizo reaccionar para salir corriendo, siguiéndole espontáneamente sus amigos, al tiempo que escucharon,
"Fuera, dejarnos descansar en paz" Lo que les dio pie a correr todavía más deprisa, tanto, que se golpeaban con los pies el trasero.

A la salida del cementerio se cerraron las vergas con fuerza. Acordándose uno de ellos de que se habían olvidado el magnetófono.

No les hizo falta pensar mucho de donde lo habían podido dejar, pues por encima de las rejas salió disparado al tiempo que se cerró la entrada.

Temblando de miedo lo recogieron con rapidez, dirigiéndose lo más rápido que pudieron a sus casas.

El casete, estaba roto, pero la cinta estaba intacta.

Al día siguiente ya medianamente recuperados del susto, la escucharon en otro magnetófono y cuál fue su sorpresa, que se podían oír en ella, unas voces en el vacío, pero nítidas, que decían,
"SÍ... IROS, MARCHAROS... DEJARNOS DESCANSAR EN PAZ" y así en toda la cinta.

Los muchachos que estaban escuchando con atención a Leandro, se habían agrupado en un solo sofá.
David se había colocado en el centro de todos, achuchado por todos ellos.
En un ambiente sobrecogedor por la historia que habían oído se sobresaltaron al ver como un libro de la estantería había saltado de está.
Se quedaron temblando, miraban el libro, el cual se empezó a abrir por todas las páginas, quedándose en una, que hablaba sobre un cementerio de Madrid.

Leandro al ser el mayor se levanto mirando para todos los lados, pero sin quitar ojo del libro.
Lo cogió, y lo volvió a colocar en la estantería.

Decidieron no hablar más del tema, pues con lo hablado, y lo acontecido ya tenían más que suficiente.
Como ninguno estaba muy tranquilo, con el miedo metido en el cuerpo, decidieron acostarse todos en una misma habitación, siendo la elegida la de las chicas, era más grande y espaciosa. Dejaron una luz pequeña abierta, pero esa noche aún así casi no pudieron dormir, pues escuchaban toda clase de ruidos en la habitación de al lado. No sabían si eran reales o imaginarios por su mente.
En medio de la noche escucharon un golpe en la pared y lo escucharon todos. Pero ninguno se digno a ver lo que había sido.
Decidiendo pasar del ruido.
Ya amaneciendo quedaron rendidos por el cansancio. Lo poco que durmieron lo hicieron muy juntos, espalda contra espalda, y cara contra cara, no perdiendo la visión de toda la habitación.

Se levantaron temprano, deseando salir de casa de Jesús. Se iban todos a casa de Yolanda, no sin antes regañarles la madre de esté, diciéndoles, que no se iban a quedar a dormir otro día, pues, habían realizado mucho ruido.

Se miraron todos, le pidieran disculpas y se marcharon.

Ya en casa de Yolanda estuvieron hablando de lo que había sucedido en casa de Leandro. Todos tenían una sensación extraña.
Una vez hubieron comido se fueron por la tarde a la parcela del tío de Sara, deseosos de empezar a jugar y de olvidar el día y noche anterior.

Corrieron y observaron todo el terreno. Una vez lo hubieron hecho se sentaron a merendar un rato, hablando de los acontecimientos sucedidos durante todo el año.
Ya a última hora de la tarde, antes de irse a casa, decidieron jugar al escondite. Se lo pasaban de lo lindo escogiendo los sitios más guardados, donde no se les podían ver. Se ocultaron hasta dentro de los paquetes de paja que había dentro de la casa pequeña. Saliendo los que allí se escondieron con picores por todo el cuerpo del polvillo de esta a la vez que llevaban paja por todos sitios, imaginaros...

En la última tanda del juego cambiaron de sitio. La mayoría se fueron al fondo de la parcela, ya no había sol y los árboles no dejaban entrar la poca luminosidad que había.
En un instante de este, ya anocheciendo, Sara se quedo mirando entre los árboles, le acompañaba David, el cual al observar que miraba fijamente, le pregunto en voz baja,
¿Has visto a alguien?
¿A quién? Dímelo.
¿Lo hacemos parar?

"SSSS calla" he visto un resplandor allí al fondo. Alguien debe andar con una linterna o algo que de más luz. Comento Sara.

¿Qué?, ¿qué es un resplandor? Pregunto David.


Por detrás de ellos escucharon el sonido de las hojas al pisarlas, girándose a la vez.

"Te he visto" Chillaron.
Corriendo todos a picar al árbol que habían puesto como meta.

Allí llegaron uno detrás de otro, Sara, José, Yolanda, Jesús y David el último.

Esperadme, no me dejéis detrás, decía David en voz alta, con tono asustado.
Faltaba Antonio que tardo poco de salir del escondite al ver que era el ganador.

La voz de Yolanda les llamo la atención,

¿Habéis visto la luz que sobre sale del fondo de la parcela?
Mirad allí entre los árboles.
Yolanda, siguió explicando…Si entre los árboles debe haber alguien, hay una luz. ¿La veis?

Bueno, es más que una luz. Se ve un resplandor muy grande.
¿No será que se está originando un fuego? prosiguió Leandro, dirigiéndose hacia el fondo.
David observo que todos seguían a Leandro, lo cual a él no le hacía ninguna gracia. Por no quedarse solo, a regañadientes los acompaño, diciéndoles a todos que era mejor irse a casa y decírselo a los mayores.

¡Vamos a ver lo que es y nos vamos! dijo José

Prosiguieron caminando hasta llegar al centro del terreno, visualizando un resplandor muy grande, brillante, en el que parecía haber en el centro de esté, una mujer.
Se quedaron atónitos. No era una mujer de carne y hueso, era una imagen blanca, con túnica azul, la cual les sonreía. Estuvieron unos instantes observándola, paralizados.
Los pies de la Virgen, que es lo que ellos dedujeron que podía ser tal imagen, estaban posados en piedras redondeadas que brillaban.
Debajo de está, salía un riego de agua que antes no había.
Después de estar unos minutos mirándola fue desvaneciéndose poco a poco.
Cuando hubo desaparecido totalmente, se fueron acercando para ver el sitio donde esta se mantuvo posada.
Jesús cogió una de las piedras donde estuvo posada la imagen, llevándola con él. Todos observaban asombrados el manantial que había surgido debajo de ellas. El agua era limpia, abundante y de una temperatura agradable al tacto, bajando por el terrero hacia abajo, buscando una salida.
Al poco tiempo dijeron de marcharse a casa. Jesús con la piedra en la mano y todos con una sensación de paz y relajación asombrosa.
Una vez llegaron al pueblo, se dispersaron cada uno hacia su casa, con la idea en la cabeza de contar lo que habían visto. No podía haber duda de lo que habían visto, pues la prueba de ello era el manantial que había surgido en el lugar.

Jesús llego a su casa e hizo la intención de entrar a ella, pero un viento espantoso se levanto en ese momento, impidiéndole con fuerza entrar.
Algo le sujetaba. No sabía que era. La cuestión es que le impedía avanzar.
A su mente le sobrevino un mensaje

¡Coge la piedra con las dos manos, piensa en mí!
Ponla delante de tu pecho. Ves adentrándote hacia tu casa, adelante pasa, no tengas miedo...

Jesús hizo exactamente lo que de su mente surgía, pasando sin esfuerzo hacia su casa. Una vez dentro, escucho una voz, fuerte y serena que decía
“VES al lugar donde debes estar"

En ese momento, una gran masa oscura, con gran fuerza, salió por la puerta, pasando cerca de él.
No pudo evitar que los pelos de todo el cuerpo se le pusieran de punta.
Se quedo paralizado al ver la energía que había pasado cerca de él. Difuminándose al salir al exterior, desapareciendo por completo.
Del interior de la casa volvió a escuchar una voz que decía…
"YA SE FUE"
"VE TRANQUILO"

La madre en esos momentos bajaba por las escaleras realizándole una pregunta.
¿Quién te ha dicho, ve tranquilo?
¿Qué pasa?
Jesús que aún le duraba el susto, sin terminar de creer lo sucedido en las últimas horas, le contesto muy escuetamente…
"Mama, mañana te cuento".


Montse Cobas.Derechos reservados.

 ESPERO OS HALLA GUSTADO.

Si queréis hacer una donación económica en agradecimiento a mi trabajo os dejo una cuenta donde podéis realizarlo. A voluntad.

Al nombre: Montserrat M. Cobas Teijeiro.

Banco Sabadell. 
Entidad-0081 Oficina-0027. DC-19. Nº DE cta-0006378643. 
País: España. Provincia. Barcelona.

Desde fuera de España:
Desde el extranjero:

IBAN: ES47 0081 0027 1900 0637 8643



BIC: BSABESBB

Gracias.








Un recuerdo para mi de una bella persona...



FELIZ NOCHE, BUEN DESCANSO.

CON AMOR.

LUNA SERENA.

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