DEBILIDAD Y FORTALEZA.
Carmen una mujer de mediana edad estaba pasando una etapa pésima de su vida, ubicada por los servicios sociales de su localidad en una casa de acogida en un pueblo alejado de la ciudad donde había vivido desde siempre.
Después de largos años de maltrato por parte de su ex-marido había conseguido dejarlo todo tras años de indecisión, el miedo la acorralaba no sabiendo que hacer, de ahí su tardanza en tomar la decisión. El hecho de que en los últimos tiempos también sufría agresiones sexuales por parte de este la había determinado a coger fuerzas para alejarse de él sin que este sospechara nada. Su Ser ya no podía con tal vejación, hundida en la más profunda oscuridad, no podía mantenerse erguida.
Antes de abandonar a su marido se encontraba de baja laboral, no podía seguir con su trabajo, los sentidos los tenia aturdidos, era tal el daño que tenia en su interior que no podía concentrarse en nada, solo veía su opresión interior que no la dejaba ver nada más. A los pocos días de sufrir la última agresión vio que algo tenia que hacer, no podía seguir así, cogiendo algo de ropa y dinero que tenía destinado para la compra de la semana se dirigió a la asistenta social de su localidad, allí la derivaron directamente al centro de atención a la mujer, derivándola a la casa de acogida donde se encontraba en ese momento.
Su estado interior y personal seguía igual, no hablaba ni se relacionaba con nadie, solo con Carla la psicóloga del centro que insistía delicadamente en relacionarse con ella.
Carmen poco decía por mucho que Carla insistiera en hablar e indagar para que ella se soltara.
En una de las pequeñas charlas Carla le aconsejo que diera pequeños paseos por las calles del lugar, cosa que Carmen intento hacer, le costaba mucho esfuerzo, pero en lo más hondo sabia que debía hacerlo por su bien. El hecho de hacerlo en vez de resultar agradable, beneficioso, fue un agravio para ella, algunas personas al verla cabizbaja, delgada, sin ánimos de nada, les resultaba molesto porque pensaban que no quería relacionarse con ellos, así que se burlaban, le hacían trastadas que ni tan siquiera se daba cuenta o ni se inmutaba, no exteriormente porque interiormente si que lo sentía, molestando-les todavía más.
Carmen aún con todo ello comenzó a querer sobreponerse, era muy doloroso lo que padecía y se propuso poner mucho de su parte para volver a ser aquella jovencita que reía y tenia ilusiones. Con esa intención ayudaba en todas las tareas que podía del centro, intentaba salir todos los días a pasear en vez de acurrucarse en su cama, sin pensar, solo sintiendo el dolor interior que todavía acusaba.
Conforme se iba recuperando iba rememorando los pocos buenos recuerdos que poseía, se acordaba de aquel compañero de trabajo que estaba siempre dispuesto a ayudarla cuando le hacía falta, ¿que sería de él? se preguntaba, ¿donde estaría?. No sabia más y así se quedaba con la incógnita.
Poco a poco fue mejorando, veía que aquella sombra que la aprisionaba iba disolviéndose, comenzaba a sonreír y a ver la vida de otra manera, empezaba a recuperar fuerza y con ello se daba cuenta de lo que pasaba a su alrededor, defendiéndose si hacia falta, se empezó a relacionar con gente que no la habían dañado incluso con algunos burlones, perdono, pensó que cada uno elije su forma y su camino y con ello se aprende, incluida ella.¡Lo estaba haciendo!
Comenzó a ganar alegría y voluntad para hacer cosas nuevas, se puso a trabajar en una tienda del pueblo. Sus dueños eran buena gente y había entablado amistad con ellos cuando iba a comprar para el comedor de la casa de acogida, estos le ofrecieron unas horas para que los ayudaran, eran mayores y les hacia falta para descargarse de faena, lo cual ella lo acepto con ganas, vio una manera de seguir sobreponiéndose, estaba a gusto con ellos y además le dio pie a conocer más a sus vecinos y que ellos la conocieran a ella como era en realidad.
Al poco tiempo el matrimonio le ofreció a Carmen una parte de la tienda para que la llevara ella sola y así dedicar más tiempo libre a sus deseadas actividades, Carmen no lo dudo, le fue bien, se volvió una mujer entera, con ilusiones por un futuro mucho mejor al pasado, que ya no quería volver ni para coger impulso, supo perdonar y con ello gano interiormente, consiguiendo la felicidad que tanto había ansiado, perdió su debilidad para ganar fortaleza, no solo exterior y de cara al mundo, sino ella misma como ser humano, lo cual la enorgullecía.
Autora Montse Cobas.
"Como cambian las cosas cuando cambiamos."
Con amor y bondad.
Luna Serena.
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