Cierro los ojos. Recuerdo el camino lleno de hierba. A los lados diversos campos llenos de cultivos y de grandes arboledas.
Me acompañan seres queridos. Paseamos a un paso determinado admirando la belleza del lugar. Los niños corren por el camino parándose en los lugares donde encuentran algo que les fascina, al igual que los mayores lo hacen. Desde el perro del vecino a una casa de piedra realmente hermosa la cual ha sido reformada con un delicado gusto, el jardín que le acompaña arreglado con un toque exótico, hermoso de verdad, las plantas colocadas de una manera que lleva a armonizar todo el entorno. Belleza que hace que sus dueños, de cada momento que pasen en él sea memorable en tranquilidad. Seguimos caminando por la pista, encontrando una desviación. Avisamos a los chicos del cambio de dirección. En el lugar permanece el aroma de la vegetación exudando por el calor de todo el día. El sol afloja su fuerza. Una fresca brisa hace que ese rato sea todavía más agradable.
Cha
Entra en un mundo real. La otra realidad.