Es sentirse en un vorágine de emociones revolucionadas, sensibles, pero existentes. Todo por actuaciones propias o externas. Es el camino a elegir el qué nos deriva y nos derivara, no son sueños tan siquiera, son tribulaciones. Sólo lo sabe el qué lo padece, dentro del sentimiento y el sentir. Seres sentimentales y amorosos. Fuera de ahí desconoce. Pero hay un Dios o algo más existente, para quién lo crea o no. Y todo se deriva, todo puede dar un giro, una vuelta o muchas, pero al final. Hay un destino, un camino, una consecuencia para todos. Un derivar. Yo aquí en la Tierra viviendo una experiencia humana, cómo todos. Sin embargo, puedo verme allá arriba, tranquila, en paz, en un proceso qué me tiene qué determinar, adónde, nadie sabe, ni tu, ni yo, nuestro final aquí, ni nuestro fluir allí. Quizás... Observándolo, sintiéndolo. Simplemente se esté allá en ese estado, de recuperación.... De sentir armonía, felicidad, con una serenidad reconfortante, donadora de existencia fluyendo
Entra en un mundo real. La otra realidad.