EL DESPERTAR. En el amilanar del cada día, pasado y ya perdido, con sus horas formando tiempo, algo que nos acomoda en su sustento, lo pasamos sin darnos cuenta, a pesar de sus tormentos. Silencios que se mantienen oscuros, acobardados por la penumbra, el organismo al quedarse quieto, muere y se anquilosa, no chilla, ni se despierta. Se mantiene con poco aireo. Luchas a destiempo, deseas mantenerte viva, las fuerzas se detienen frente a muros de una gran piedra. No se sienten pero frenan. Alzo los brazos y miro, palpo buscando una salida, la vislumbro y me cercioro que cuanto más avanzo más despierto. La penumbra y la tristeza, el sufrimiento y la impotencia, oscuridad que se añade al interno, tapa luz y la propia vida; es, la antesala a lo nuevo, esa que pocos conocen y existe cuando percibes Luz, no te ciega, te deja ver. Es, el despertar. Vas abriendo los ojos, los ojos del corazón, la mente se afianza...
Entra en un mundo real. La otra realidad.