Juana y Pedro, eran un matrimonio que llevaban 15 años casados, eran muy felices, se entendían tan bien, que a veces no necesitaban las palabras. Con la mirada les llegaba para hacerse entender o para decirse lo mucho que se querían. Una tarde Juana venía del médico, por ciertas molestias estomacales, cansancio y mucho sueño, en su cara se veía una expresión nueva, brillante, con una sonrisa llena de ilusión y de esperanza. Tenía una noticia que darle a su marido y por la evidencia, no era mala, todo lo contrario. Se acerco al negocio que tenían cerca de su casa, no podía esperar para anunciarle el suceso que se había dado en ella. Cuando entro por la puerta su marido se quedo extrañado pero a la vez alegre de verla, en su rostro se reflejaba la ilusión que impregnaba en su ser con solo mirarla. Eran de los pocos matrimonios, que después de tantos años de casados, mantenían el enlace que se forma entre dos personas enamoradas, manteniendo la complicidad de sus gestos y de sus corazone...
Entra en un mundo real. La otra realidad.