Concertar una cita con el destino, son tiempos atrasados y deliberantes, esos que nos pasan, buenos o no tan buenos, sin embargo nos encaminan y nos obligan a través del tiempo y del momento ha tomar decisiones drásticas o fluidas, esos tiempos que mirando para atrás nos ha determinado a lo que hoy es y somos, recuerdos en un olvido que asoman ante situaciones parecidas o rememoradas, asomando los a la realidad, al hoy, y entonces duelen o te inspira concordia y alegría, esa alegría tenue, serena cuándo has ido superando o aún se está en ello qué se ha integrado en uno mediante la experiencia del bien y el amor por uno, hacia los demás y el entorno, no por mucho que nos haya sucedido anómalo debemos ser peores, aunque cada uno es lo que puede y consiente o se deja llevar, pero creedme se lleva mucho mejor, te abastece hacia delante sobrepasando la realidad del sufrimiento mitigando lo, haciéndolo tolerable e incluso inocuo, esa paz qué se transmite hacia los demás, pase lo que pase
Entra en un mundo real. La otra realidad.