Cada vida, tiene un mundo inmenso en ella,
un mundo de aspectos,
un mundo de actitudes,
un mundo de sufrimientos,
un mundo de formas,
de padecimientos,
de miedos,
de circunstancias,
y en todo lo inmerso, actúa.
Es, un corazón palpitante,
rodeado de otros muchos,
muchos que actúan por inercia, inercia suave.
Y en la mezcla del espacio, se dan cantidad de sucesos,
sucesos relacionados y conectados,
sucesos derivados de la mezcla,
y mientras tanto,
una vida se ve capacitada, o anulada de dar un paso,
el que quiere o le corresponde.
Hasta que su brillo se traduce,
en la búsqueda de uno mismo,
y encuentra el camino.
El camino que sólo él expande.
Y en el cuál prevalece lo que en realidad es.
Luz propia.
Es, en el infinito una masa que brilla, lo que la denomina.
Es, tenue, es suave, es en armonía,
no hay recuerdos, no hay padecimientos, sólo serenidad absoluta, preparándose para otra vida.
Y así en vida, ha de obtener y trabajar, para que nada interfiera en la existencia de ella.
Vida que se relaciona con el Todo, y con Todos,
la unión siempre prevalece,
hasta que Tú, encuentras lo que en verdad eres.
Entonces,
añoras... la compañía, y el destino, qué siempre y único, esta predestinado.
Ir, más allá. Del padecimiento en infinidad de formas, qué sólo el hombre da a conocer,
y así se difunde, distorsiona, y daña, queriendo solo en esa consciencia, buscar, lo que en verdad recuerda, y necesita. Ser Paz, ser Amor. Su Esencia primaria, y lo que en verdad es.
Alma pura.
Luz Divina. Es.
Por Montse Cobas.
Cuándo te das cuenta que este mundo no nos pertenece, sino que es, y esta, más allá.
En otro lugar, en otra forma.
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