Es, mirar con los ojos de nuestra verdadera esencia,
del corazón,
y diagnosticar lo que falla o esparcimos.
Es sencillamente ser capaces de observar lo que nos acucia,
lo qué manda y lo que fructificamos.
Es, ser capaces de ver la realidad,
de lo que somos, suavemente, sin violencia,
asirnos a la realidad para satisfacción propia desde el bien,
o para recapacitar si debemos y podemos cambiar, cómo.
Y así hacerlo.
No hay nada mejor qué al darnos cuenta podamos estar y seguir en paz,
por lo que admitimos y sentimos, dejándonos llevar por la verdadera emoción,
sin daño para uno mismo, ni para los demás, es, conectar y sentir, poderlo hacer más allá.
En dicha.
Montse Cobas.
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