Hoy, en tu silencio acogedor,
descubrirás tu interior,
en esa soledad tranquila, apaciguada,
observaras todo lo qué asomé en él,
miedos, verdades descubiertas,
tranquilidad necesaria, qué necesitabas,
ahora,
en esa observación no hallaras, o sí,
cada uno lo necesario para él,
descubrimientos de los cuáles tendremos qué tomar nota,
no olvidarnos para así no cometer error tras error,
de un hoy hacia atrás,
comenzando en la oportunidad de ser mejores,
de hacer las cosas mucho mejor, no siendo egoístas,
mirando hacia ti y hacia el que te acompaña,
o encuentras, porque en cada encuentro tenemos la ocasión,
de abrir un nuevo comienzo para mejor o no tan mejor,
eligiendo entre todo lo que se presente, a veces desapercibido,
priorizándose uno mismo, y es qué ha veces hay que hacerlo,
sobre todo cuándo te hace daño, y a veces es tal la nobleza,
que piensas en el que te lo hace viendo sus malestares, presentes,
o pasados, viendo una razón de ser, pero cuándo es repetitivo, hay que elegir,
elegir bien, priorizando a la gente que te ayudo en bien, se porto y porta bien,
y alejándose del qué obro contrariamente, porque eso también debemos de aprender,
no dejarse dañar y afincarse en el amor por quienes verdaderamente te aman,
porque el amor en esas características es inimaginable-mente superior,
con todos los beneficios que conlleva, amar está bien, pero recíprocamente,
en el bien de Dios, nuestra verdadera naturaleza, la que se afinca y está dentro nuestro.
Se Ama sin más.
Aunque quizás pocos lo entiendan, pero obrara, para un mayor entendimiento.
Tarde o temprano sucumbe.
En lo reciproco... se aprende.
Y en lo qué no, también, pero con dolor...
Y a veces es necesario, más para unos que otros,
pues no todos somos iguales, y en esa desigualdad,
las diferencias de actuación y de sentir, y por lo tanto... de obrar.
Montse Cobas.
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