A través del tiempo, tiempo,
éste tiempo,
se observa, la equivalencia,
los resultados, y las discrepancias,
qué existen en una existencia, prácticamente inerte,
con poca fuerza, pues puede el poco raciocinio.
Se observa ante experiencias, que ello dota.
A través del tiempo, tiempo,
éste tiempo,
seguimos observando,
que hay quienes aprendieron,
pero,
vienen otros desde atrás cometiendo el mismo infortunio,
y entonces, ves, analizas,
que la oscuridad lleva una gran parte,
sin embargo la Luz obra,
a través del tiempo, tiempo,
éste tiempo,
palabras hirientes por gente que ignora,
y le da lo mismo,
pero, la vida, siempre aprende, y reprende,
en base al conjunto, y lo que uno propiamente ejerce.
Palabras que hieren hasta el punto que uno mismo deja,
ante la ignorancia y la injusticia,
sólo queda el aprendizaje espiritual, que todo lo vivido, te lleva.
Ves, que las personas hieren,
por miedo, por incapacidad de ser verdaderos desde su semilla,
la olvidaron, olvidaron de donde verdaderamente proceden,
y entonces en esa oscuridad que les ejerce, hablan, dicen,
con una fuerza ambivalente, que pretende dañar, o, no,
pero, cuándo una persona ha llegado a un cierto nivel espiritual,
porque vive desde su propio, yo, y espíritu, verdadero,
deshace, en la mentira que el otro pretende ejercer,
y esas palabras que son inciertas, injustas, oscuras y ejercidas desde lo no cierto,
qué estos creen, ves, observas, que son plasmadas, desde el odio,
la rabia, la envidia, el rencor, que ellos dejan ejercer en su espíritu,
energías que dañan, propiamente a ellos, y desde ahí,
luego podrán preguntarse, ¿porqué esto, porque me pasa lo otro?
Cuándo la respuesta se halla en ellos mismos.
El qué nunca obro mal, o, nunca haya ejercido inadecuamente, podrá recibir,
del otro ciertas injusticias, hasta que éste mismo, reconsidere,
lo que el otro es, y porque, y entonces, aparte las energías enviadas,
allí se quedan.
La Espiritualidad es ejercida, desde el corazón de Dios, del Universo,
de lo que uno es en realidad con Él, y en Él no hay daño plasmado,
ya, no, y es que llegar a este estadio, no es fácil, se es, y se acciona,
qué mejor recompensa y mensaje que llegando a casa, observas, un aura,
de paz, de armonía, de Dios en Ti, y te dice, perdona, no retengas,
deja ir, y observas, olor a rosas, percibiendo la espiritualidad en Ti,
qué no estas sola, en esta batalla, aquí, diagnosticando, haciendo un diagnostico,
certero, cuántos se quedaran en el camino, porque su aprendizaje, aún,
no ha llegado a un limite que le permita avanzar, en paz, amor, y superioridad,
que el ser, único, plasma.
Qué mejor satisfacción que saber, y observar, el bien, que donas,
sanando, cuerpo, espíritu, y alma, en el otro, que quiere ser sanado,
porque sabe que Dios existe, otra vida y forma existe, reportando bienestar,
en esta vida que es torpe, para quienes así quieren que sea, dejándose, llevar,
por la maldad, que la oscuridad obra.
La Luz, gana, es tu verdadero Espíritu, obrando desde la verdad, el amor y la justicia.
Luego que la persona no se queje, de lo que siente, o, tiene, porqué así es.
Alguien no es porque el otro diga en injusticia, sino porque lo que en verdad es,
miedos y maldad unida, puede ser una bomba en contra del que desde así ejerce.
La verdad en Dios, y desde Dios, desde tu propio Espíritu, que es.
Y suspiras, y ves. Otra Era.
La qué te reconforta, a pesar de ver, dejando atrás, otra.
Montserrat Cobas.
Comentarios