Y es, todo lo que tiene que ser, con silencios, con... música, con palabras, con, todo. Sin embargo en este trayecto, podemos sentirnos de muchas formas, qué sólo logramos entender nosotros, pues nosotros somos... quienes lo vivimos. Y así ese abrupto, que insonoriza el silencio, aupando el misterio del llanto, del desconsuelo, cuándo hay dolor, cuándo hay sentimientos intransigentes, que nos apagan, o despiertan, y así subyacen, se anclan, en ese lugar, a veces, incógnito. No se sabe, hasta que se ve. Y en todas esas vivencias, en todas esas enseñanzas que nos determinan, vemos que tenemos diferentes frecuencias, fortalezas, que no todos tienen la misma fuerza, ni soportan por igual el dolor, ni tan siquiera saben, que pasa, sólo se sienten cansados, qué su ser se ha des-armonizado, y a veces, sin ver el motivo, total, o parcial. Qué no todos tienen el mismo poder de regeneración, ni tan siquiera de superación, y ahí, se va, hac
Entra en un mundo real. La otra realidad.