Es el dilema de la vida, ese qué cada uno tiene diferente, no se basa en igualdades sino en diferencias, esas qué marcan, qué atraen, que suceden sin más. Es ese caballero andante que se nos presenta dándonos señales o no. Acostumbrados a una normalidad subyacente, aparece dejándonos perplejos, respondemos cómo podemos, a veces, paralizados. Es... el dilema de la vida. Una vida... qué marca ante sucesos imprevistos, vistos y sin ser vistos, sólo cuándo aparecen, con el tiempo muchas veces... resolvemos, es para ello, un aprendizaje innato, cada uno el suyo, no hay que generalizar, pues no es general, único, cómo cada uno de nosotros, y nuestras situaciones, momentos, formas, constancia, fuerza, voluntad, no se mide. Es... el dilema de la vida. Cada uno distinto, y aquí dejo constancia, sin resolución, sin pluralizar. No sé debe, no sé puede. Aunque se haga. Es... Único. Por Montse Cobas. Bendecida vida. Bendecida Tierra. B