Estefani, era una muchacha de 15 años, feliz y muy hermosa, estudiaba, salia con sus padres y con sus amig@ de vez en cuando. Tenía una costumbre, en sus ratos de relax, hacía pajaritos de papel. Vivían en el campo, donde había un desfiladero que la dejaba ver toda la belleza de la naturaleza que tenía, tanto enfrente, como a su alrededor. Cerca de la orilla de esté, había un gran árbol que llevaba, según su madre, muchos años allí plantado. En el se posaban muchos pájaros y aves, sus cantos, a la vez que el sonido de las ramas del árbol junto con los sonidos del entorno, hacían del ambiente un lugar muy armonioso, especial, lleno de paz, que a Estefani le ayudaba a serenarse y a concentrarse en sus pensamientos, en sus sueños. Se sentaba en una de las grandes raíces que salían de la tierra. Allí cerraba los ojos y se dejaba llevar por su imaginación, pensaba en todo lo que le gustaría hacer, y como sería su vida, luego los abría, y cogía una libreta que siempre llevaba consigo,
Entra en un mundo real. La otra realidad.