SEQUÍA. Amplias llamaradas, recibe el Universo. Una estrella está cansada, necesita desahogarse. Estalla. La Tierra una de sus células, cercana a la otra, acusa sin remedio, el fuego disuadido en medio del camino. Llega. Consecuencias no privadas, por el agua de la lluvia. Su cuerpo está seco, no llega al empape. Caliente, muy caliente, se encuentra en superficie, en medio, y quizás en el fondo. Suspira, cuando ya no puede. El medio natural se trasforma, su ADN está cambiando. Como el nuestro lo hace. Los vegetales se esfuerzan. Nos evitan el caos. Se transforman cuando llueve o el roció cae. Acogen a lo grande lo que moja. Lo absorben y aprovechan todo al instante. Saben que cuando cae al suelo no penetra. Seco, muy seco se halla. Temperaturas calientes. No dejan que el agua entre. La evapora. Arboles y grandes verdes, primordiales y necesarios. Nos protegen y nos alimentan. Nos cuidan. Sobre-esfuerzos ilimitados. Fuertes y candentes. Y nosotros... sin darnos cuenta. Observa. Siemp
Entra en un mundo real. La otra realidad.