Con el tiempo, con el espacio, vivido, con los años cumplidos, nos damos cuenta. Nos perfeccionamos en vida, y así debería ser, para eso vivimos, y aquí venimos. Nos damos cuenta, qué la vida es tenue, que todos necesitamos ayuda, en infinidad de formas, no estamos solos, si lo estuviéramos, caeríamos en el vacío, un vacío existencial, en el cual la vida no existe, sólo vacío, y en él la extinción, no hay materia, no hay energía, solo esencia, sin vida. Inexistencia. En el momento qué nos damos cuenta, de lo débiles, sensibles que somos, nos hacemos más conscientes, de la necesidad de ayuda, no por ayuda, sino de estar, acompañamiento, del otro, guía, estar en el camino, juntos, y en el mismo fin, esencial. Nos hacemos más bondadosos, más pacientes, más humanos, fin premeditado de la presencia Gran Madre. La humanidad, esta acompañada de humanos, o no, de la misma esencia, del mismo éter, el amor, tener humanidad, que consolida,
Entra en un mundo real. La otra realidad.