En un sin vivir, en el hoy, en la paz, que da la convalecencia, en una inspiración del sentimiento, en un sin vivir, viviendo desde lo más interno, y por lo tanto percibiendo. Esa necesidad de bienestar, que solo da la serenidad, observando tras los silencios, y la música, que hay espacios, sublimes, silenciosos, y acordes al sentimiento, y lo qué necesitamos, de estar en paz, ser la paz del mundo, se dona, tanta necesidad. De ser mejores, de ser amoldes a lo que en verdad somos, totalmente siendo. No hay escondite, no hay escondrijo, todo en un momento dado, sale. En el descuido en el despiste, siendo paz, no hay mentiras ni dichos, estamos en lo más interno, dónde no existe nada más que sosiego. Subyace. Y en él no existen conflictos, es, tan real, tan sutil, tan bueno, tan obligatorio, dónde se insta la verdad, el amor, percibido del Padre-Madre, El Universo, que te abraza, te sientes bien, sin embargo, que pocos llegan. Y observas, la