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NARRACIÓN, ENCUENTRO CON UN SER MINIMAMENTE EVOLUCIONADO .Parte 12.













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Terminando la consulta, los tres salieron contentos, pues el doctor había encontrado a Alma mucho mejor y eso para ellos daba lugar a satisfacción y alegría.

Se dirigieron hacia la universidad.
Alma se mantuvo callada todo el camino. Se encontraba como embotada, no podía pensar.
Una vez hubieron llegado aparcaron el vehículo en el aparcamiento de esta. Al salir de esté Alma tropezó.
¿Estas bien? le pregunto su madre.
Creo que estoy nerviosa, a la vez que aturdida, me encuentro como...frenada. Dijo con voz tenue.
¡Si quieres nos vamos! Comento el padre.

No, no, quiero entrar.

Caminando, se dirigieron hacia la entrada.
Allí había muchos jóvenes de su edad.
Alma los miraba, esperando conocer a alguno de ellos.

Algunos la observaban, parecían reconocerla, pero ninguno se acerco a ella.

Ya en la entrada de la universidad, se dirigieron hacia la oficina del director.
Cuando este vio a Alma se acerco a ella con intención de darle un beso.
Alma se aparto.
Los padres enseguida se acercaron a saludarlo y le tendieron la mano, rompiendo lo formado con el rechazo de Alma.

No me acuerdo de él. Pensaba Alma.
Ni tan siquiera esperaba que se le acercara para darle un beso.
Además, a ella no le apetencia en absoluto.
La reacción por parte del director le hizo sentir temor, su corazón se acelero y la respiración dejo de ser homogénea.

Su madre se percato enseguida de ello.
La cogió suavemente de la mano y en voz baja le dijo.
¡Tranquila!

Alma cogió el bolso, buscando su medicación.
Una vez la hubo encontrado, se la puso debajo de la lengua.

En ese momento, alguien pico a la puerta.

Pase contesto el director.

Al abrirse apareció un joven con cara de sorpresa al ver a Alma.

Alma al verlo, tuvo una impresión nueva por todo el cuerpo.
Se quedo quieta sin saber qué hacer. Creía conocerlo pero no lo reconocía. Eso la bloqueo totalmente.
El muchacho en un principio se quedo parado delante de la puerta. Miro a los padres y al director, esperando su permiso para entrar.
Hola Alma, ¿puedo pasar?
Alma lo observaba, no dijo nada.
El director dirigiéndose a él, le pregunto.
¿Qué es lo que quieres José? En estos momentos estoy ocupado.
Los padres de Alma a ver que el muchacho conocía a Alma, pidió al director que lo atendiera.
El muchacho continúo al oír la sugerencia de los padres.
Bueno, venia más que nada a saludar a Alma. La he visto entrar y he querido saber como esta.
Estoy bien. Quien eres creo conocerte pero me tendrás que perdonar pero no sé quién eres exactamente. Intuyo que eres un compañero de universidad ¿Puede ser?
Si puede ser. Soy José, amigo tuyo.
¿Puedo darte un beso?
Bueno. Contesto Alma.
Estaba nerviosa pero a la vez tenia deseos de saber más, de volver a la vida anterior...
Te veo delgada. Alego José.
Bueno lo he estado más, pero ahora ya estoy bastante recuperada.
José, bajo la mirada. Siento no haberme puesto en contacto contigo, pero no sabía que hacer.
No sabíamos nada de ti y cuando nos enteramos de lo sucedido, la verdad nos quedamos perplejos.
Al decirnos que no recordabas nada, no nos atrevimos, no sabíamos que era lo mejor.
Me alegro de verte y de saber que estas bien, prosiguió José.
Bueno yo me alegro de verte, aunque no pueda recordarte. Me gustaría saber más de vosotros, de todo... Si quieres un día podemos quedar con una amiga que tengo para tomar un café y me cuentas... ¿Te parece?
Yo encantado. Contesto José con expresión de alegría.
Te espero fuera. Te apunto el número de teléfono, y cuando te parezca me llamas, ¿vale?
Estupendo contesto Alma.
Dentro de su bloqueo se encontraba muy emocionada. ¡Podría saber algo más de su vida!
Una vez se hubo marchado José, el director estuvo hablando con los tres.
Les hizo saber que no se preocuparan del tiempo que necesitara Alma para su recuperación, que la ayudarían en lo que pudieran, a la vez que podía retornar el curso cuando se viera capacitada. Le pasarían los apuntes necesarios y los profesores de cada materia le explicarían todas las dudas que tuviera, el tiempo que fuera necesario.
Alma estaba deseosa, y al oír lo que les decía el director la llenaba de esperanza, pues quería volver a su vida normal lo más pronto posible.
Bueno le llamaremos cuando Alma esté dispuesta a empezar, concluyo el padre.
Cuando ustedes quieran. Continúo el director del centro.
Alma se levanto a la vez que sus padres. Abriendo la puerta, se encontró junto a ella un grupo de muchachos, entre ellos José.
Hola. La saludaron con inseguridad. José ya había hablado con ellos contándoles que tenía amnesia.
Hola. Contesto Alma, me tenéis que perdonar pero no os recuerdo, supongo que sois compañeros de universidad.
Si así es, todos ellos son amigos tuyos, querían saber al igual que yo como estabas Alma. Querían verte. Aclaro José.
Estoy bastante bien, quizás pronto pueda venir. La verdad es que tengo ganas pero aún tengo que mejorar un poco más. Especifico Alma.
Cuando tú puedas, no tengas prisa. Cuando vengas te ayudaremos en lo que podamos.
Veras como te sacas el curso con buena nota. Y podrás proseguir el siguiente con nosotros.
Todos querían decirle algo, pero Alma se encontraba confusa, no sabía a quién atender.
Me gustaría, la verdad. Continúo Alma.
Toma mi número de teléfono y quedamos cuando tú quieras. Me doy un paseo con el coche y si quieres podemos ir unos cuantos a tomar ese café. ¿Te apetece que así sea? Hay muchos que quieren estar contigo y saber de ti. Continúo José.
Por mi no hay problema. Así, me voy incorporando a la vida normal. Que ya me hace falta. Bueno me tengo que ir. Te llamo José.
Gracias a todos. Hasta pronto. Apenada por no poder recordar se marcho con sus padres.
A la salida de la universidad eran observados por los muchachos y profesorado que estaban fuera. Subieron al coche y se marcharon.
Decidieron ir a comer a la ciudad, cerca de la universidad.
Mira Alma que te parece si vamos a comer al bar donde te reunías con tus amigos, así vas integrándote a tu pasada vida. Y poco a poco vas dando pie a los recuerdos.
Alma observando a través de la ventana del coche, contesto a sus padres.
Bueno.
Conforme se iban acercando al bar, Alma empezó a sentir una sensación de intranquilidad, se empezó a angustiar, pero no dijo nada a sus padres.
Observaba que su corazón latía con más fuerza. Comenzó a respirar profundamente para intentar relajarse. La angustia se estaba adueñando de ella y una opresión en el pecho la obligaba a respirar mal. No entendía lo que le pasaba. Abrió el bolso y nerviosa no acertaba a encontrar la pastilla que debía tomarse para paliar la situación.
No la veía por ningún lado, angustiándola mucho más. Al final recordó que estaba en el bolsillo exterior. La cogió y se la introdujo en la boca.
¿Qué haces Alma?, ¿estás bien? Pregunto su madre que la sentía rebuscar en el interior del bolso.
Si mama estoy bien, estoy buscando un pañuelo. Contesto. No quiso decirle la verdad para no preocuparla.
Su madre estaba entretenida con la visión exterior y no se percato del tono de voz de su hija.
Enseguida llegaron, aparcaron y se dispusieron a bajar.
Alma, no abrió la puerta del coche.
Su padre se la abrió. Comentando.
Venga vamos a coger sitio, que luego no va a haber donde sentarnos. Quiero comer en una mesa, tranquilos y bien.
Alma no terminaba de obtener el resultado de costumbre de su tratamiento. Estaba muy inquieta. El hecho de pensar en entrar en el restaurante le creaba una angustia enorme.
Salió torpe hacia la acera.
Miraba totalmente tensa la puerta de entrada. Su padre iba delante y su madre en ese momento la cogió del brazo, sin percatarse en el rostro de su hija.
Cuando llegaron a la puerta, Alma observo una gran barrera delante de ella. Miro hacia dentro como buscando la causa. Se dijo a sí misma… No hay motivo para tener miedo, estoy mejor, es solo una situación nueva, nada más. Mis padres están cerca. Nada me puede pasar. No me va a pasar nada… Insistía.
Así que se dispuso a entrar... maricmasi.

LUNA SERENA.

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