MIRAR AL CIELO.
Hemos perdido el habito de mirar al cielo,
misterios escondidos, encubiertos por la Gran Esencia.
El agotamiento se esta haciendo un lastre,
llevándonos a descubrir la sensibilidad que nos pertenece,
olvidada y taponada por la zozobra de la vida,
a la que muchos se han acostumbrado. Ya, cansados...
En busca de nuevos vértices,
esos que les abra a la serenidad perdida,
necesidad recóndita, pero importante,
nuestra esencia particular la clama.
Un descanso, una vida.
Sin sufrimientos, sin estar exhaustos.
Nuestra alma pide,
serenidad, tiempo... espacio.
Mirar al cielo, sentir que estamos vivos,
y que podemos disfrutar, observar cada movimiento...
Las nubes, los pájaros, el sol suave que nos hace percibir que hay algo más.
Estrellas que nos observan a lo lejos, sentir su Luz, su brillo, nos toca.
La brisa perpetua que persiste, suave,
quiere que despiertes, que seas consciente.
Cerrar los ojos, y serena-mente vibrar con cada roce,
que hace que nos abramos a lo existente,
sin sentirlo, sin darle importancia, cuando la tiene,
pues es familia, la más intima,
sensibles, notando su toque, su aroma,
y así avistamos lo invisible, viajando sin distancias.
Lejos, muy lejos...
Y es que pertenecemos.
Somos eternidad pura, llegando sin limites,
no existen,
siente, vive, fluye y viaja, esperan que despiertes.
No estamos solos. Somos un acumulo de sensaciones, de vidas juntas,
haciendo un fomento enorme, el Universo unificado, haciendo vida,
un eterno y gran grupo, unidos...
Por la Fuente, Esencia...
del Creador. Somos.
Por Montse Cobas.
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