Cuando hay momentos de quietud, miedos, solo respira, reza, solicita, piensa que todo pasa, y pasara, abraza te interiormente, ves a Tu Corazón, siente su calor, recuerda... la Bendita Esencia de Tus Santos predilectos, recuerda-los amigablemente, dí, y pide que te acompañen, suelta, todo miedo o incertidumbre, y piensa... que si la Luz emerge dentro de Ti, de Tu Espíritu, en sintonía con Dios y sus Discípulos, nada, ni nadie te habrá de dañar, todo lo contrario, te temerán, pues saben que estas bien acompañado. Es la Luz de Dios, La que nos salva, La que nos ennoblece, y la que nos guía. No hay miedos, no hay temor, aún en momentos en que las tinieblas se acercarán, Tú ves a Dios, recuerda-lo, pídele, y todo lo oscuro se amilana. Es la Luz de Dios, La que nos salva, La que nos ennoblece, y la que nos impregna, la que nos ama, Espíritu de Dios. Nos ama, nos acompaña, nos llena, nos protege. Por Montse Cobas. Con Fuerza, vence, co