Y aún los silencios nos van distanciando,
nos aúnan en otra índole,
quizás,
voy observando, que Tú y Yo,
en su momento tuvimos un cometido mutuo,
enseñanzas que nos dona la vida,
para ver, aprender, y sentir los aprendizajes,
en nuestras carnes propias. Y sin el prójimo es imposible.
Ya,
a través de tanto tiempo,
esencias que se relacionan,
expanden, y atraen,
sin saber que misión exacta traen,
sólo ya, me pertenece dejar ir,
dejar ir....aún me cueste,
aún en mi profundidad interna, mi Ser,
mi corazón bendito,
ahora, siento que es así,
pues hay cometidos intrínsecos,
que sólo Dios sabe, y conoce,
sin conocernos, pero sintiéndonos,
que estamos, existimos,
sólo resignación, y pertenencia,
cada uno tenemos la propia,
algunas se hacen acompañados,
y otras bien separados en cuerpo físico,
pero nunca esencialmente.
En la Gran Esencia, nunca hay una total separación, y por eso,
sentimos, percibimos, y añoramos, lo que nunca se tuvo,
y se anhelo, y por eso, se desea.
Un sentimiento nunca termina, lo que hubo, hubo,
y sí es bueno siempre pertenece,
y si es lo contrario, pertenece, hasta que uno decide,
dejar ir, transmutar, olvidar, y dejar atrás,
lo que no nos fue conveniente.
Y así, proseguimos. Anhelando, siguiendo, y ante todo, viviendo, en la experiencia.
Pertenencias.
Montse Cobas.
Y dicha pertenencia está bendita, y por eso anhelada.
El amor siempre lo es, y a lo que todos aspiramos en Divina Providencia.
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