En un sin vivir, en el hoy,
en la paz, que da la convalecencia,
en una inspiración del sentimiento,
en un sin vivir, viviendo desde lo más interno,
y por lo tanto percibiendo.
Esa necesidad de bienestar, que solo da la serenidad,
observando tras los silencios, y la música,
que hay espacios,
sublimes, silenciosos, y acordes al sentimiento, y lo qué necesitamos,
de estar en paz, ser la paz del mundo, se dona, tanta necesidad.
De ser mejores, de ser amoldes a lo que en verdad somos,
totalmente siendo.
No hay escondite, no hay escondrijo, todo en un momento dado, sale.
En el descuido en el despiste, siendo paz, no hay mentiras ni dichos,
estamos en lo más interno, dónde no existe nada más que sosiego. Subyace.
Y en él no existen conflictos, es,
tan real, tan sutil, tan bueno, tan obligatorio, dónde se insta la verdad,
el amor, percibido del Padre-Madre, El Universo, que te abraza,
te sientes bien,
sin embargo, que pocos llegan.
Y observas, la verdad.
Amar lo que somos, amar lo que es, sentir, lo que en verdad somos. En el silencio se halla.
La paz en ti, la paz en mi, y por lo tanto en cada uno de nosotros, sin reclamos.
La enfermedad, es la necesidad que el cuerpo pide, de estar en paz, encontrar la paz, de Espíritu, sintiéndonos, encontrándonos con Él en el silencio obligatorio, nos reclama su atención, para que veamos, cuán la necesidad de estar bien, en paz. Cuánto en verdad se necesita, sobre todo cuándo nuestro estado más intimo, es. Somos Alma con una serie de características que se han de respetar, sino reivindica.
Y ahora, somos, más, que un cuerpo.
Muchos en el camino.
Yo Soy en Amor, y Paz, victoriosa, ante y con la Esencia de Dios.
Por Montse Cobas.
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