Todo proceso de sanación conlleva malestar, así como un proceso destructivo es inocuo muchas veces en dolor, qué no, en expansión, hasta que se hace visible a través de éste, una vez aparecido, recuperar, regenerar, sanar, conlleva un movimiento del cuerpo físico o tejido, zonas, que al revitalizarse, depurar, limpiar y volver a crecer sano, se nota, se percibe, y muchas veces, mediante molestias de diferentes tipos que pueden conllevar algo de dolor físico, pues re-colocarse, sanar, es un proceso en el cuál se ve interferido todo el organismo, un punto, simple, de bloqueo, de mal, distorsiona el resto. Así, el proceso de sanación interfiere a todo.Y de ahí qué en el proceso de sanación, hay que ver todo el cuerpo energético, y físico, y sanarlo por igual, logrando el máximo equilibrio posible, y no es un proceso corto, a no ser que la dolencia, o el malestar, sea cogida desde el inicio, a mayor tiempo del bloqueo, de la enfermedad, mayor proceso de sanación, pues hay que revertir.
Sanar para vivir.
Sanar es vivir, viviendo mejor.
O, al menos morir, mejor.
Pues en el proceso de vida de todo ser, está la muerte del cuerpo físico, en el cuál muchas veces es llegada a través de la enfermedad, el deterioro del cuerpo, o colapso de éste.
Por Montse Cobas.
Terapeuta energética.
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