La ignorancia es individual de cada uno, se determina por muchos factores, circunstancias, y estadios determinados del Ser a través de los siglos de éste, no todos somos ignorantes de todo, ni todos sabemos lo mismo, ni todos somos sabedores de todo. Y ahí el puntal.
Más bien, somos conocedores, de bien poco, y lo hacemos de temas verdaderamente inútiles al verdadero crecimiento del ser espiritual, qué es lo que en verdad somos.
Sólo quién lo vive lo sabe, y en este potencial, viéndolo, y sabiéndolo, va olvidando, y no viendo lo intransigente, que lleva al freno, y incluso destrucción del verdadero ser, y qué no debemos olvidar, para no perder la realidad de lo que somos.
Todos, o casi Todos, somos Luz, pero hay que prenderla, y afianzarla, la oscuridad, y campos contrarios, siempre deambulan por doquier, y hay que transmutar, sanar, y enraizar-nos en lo que en verdad queremos ser, y a lo que queremos sentir y tener dentro de Nosotros.
Paz, serenidad, amor.
Y con ello bienestar interno en, y por todos los ámbitos.
Inmunes a todo lo contrario, el trabajo interno, y cuidado de éste se prioriza, para así tener.
No hay más.
Nada se forma en materia sin vida.
Hay infinidad de formas de vidas, y en ese conjunto, lo existente.
Nosotros, y solo Nosotros, somos los que debemos accionar, que clase de vida, sentimiento, y menester interno, queremos en Él.
La producción del amor, y vivir en Él, aunque a veces se haga difícil, por la cantidad de emanaciones diferentes en nuestro campo de existencia, contrarias a éste, pero, debemos saber, que la carga principal se encuentra en todo lo existente, y es el amor más puro, proveniente de Dios, del Universo, sólo debemos enraizar-nos a Él, y en ello, nuestra fortaleza, Dios en mi, y Yo con Él, Inteligencia Pura.
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