Qué miedos más cobardes.
Qué cobardía más extensa.
Pobre quién los padezca.
pobres quienes sufren sus consecuencias.
Vitalidad, y vida, fortaleza, y elección.
No es el poder de la lucha incansable,
es persistir en la fortaleza, que da la serenidad ecuánime,
para saber y poder seguir el camino, no siempre elegido, aunque cueste.
Siempre hay más de uno, y elegimos el que podemos, acorde a nosotros, y a la situación que tengamos.
Y, está, bien.
Hay que seguir.
Recordar, siempre en amor, empezando por uno mismo.
Por Montserrat Cobas.
Comentarios