Volver al pasado, nunca es bueno, aunque haya señales que puedan determinar a uno, a mirar atrás, lo bueno, es estar en el hoy, y ver con los ojos del momento, a lo que podemos acceder, porque está, aún nos recuerde al pasado, o existan ápices de él. Empezar de cero, en el hoy, con lo que exista verdaderamente, el pasado, pasado, es, y ya no vuelve, no existe, el hoy, es muy diferente, todo, y todos, es, y somos, muy diferentes, y vivir con lo que nos ha derivado al hoy, haciendo día.
Resultado.
Buscando lo mejor, con lo aprendido, con lo que somos, buscando, aprendiendo a ser felices, y estar bien, solos, o acompañados, a sabiendas, de que la soledad, como ya sabéis, totalmente, no existe.
Muchas bendiciones, bendecido día, bendecida vida.
No quiero el pasado, quiero el presente, porque es lo que verdaderamente tengo.
Cuántas señales, cuántas marcas, quedaron en nosotros, el reto, es superar las, cicatrizarlas, dejándolas, casi inapreciables, admitiendo que están, estuvieron, y por ello, podemos sentir en un momento dado, pero nada, más, la cuestión, es haber aprendido, y entendido, lo que las situaciones, los momentos, las experiencias, nos quisieron enseñar, aún fueran duras, buscar el fundamento positivo, aceptar, y seguir viviendo, sin esperar ya nada más, sólo, lo que podamos hacer en bien, en el instante, momento, vivido, sin más.
La vida es un suspiro, inmerso, en infinidad de suspiros, subyacentes, que asoman de vez en cuando.
A quién le toca le toca, y ha de aprender, a saber respirar bien, y aire puro, transformándolo para que así sea, para tu más inmerso bienestar, junto, al que quiera acompañarte, siendo parejos, y satisfactorios en relación,. sea del tipo que sea.
Es larga, y a la vez, corta. Para ensañarse en el padecimiento, cuándo podemos elegir lo contrario, lo mejor, salud, bienestar, felicidad, alegría, serenidad, y acompañamiento intrínseco
por Montserrat Cobas..
La mejor prueba es saber dónde estás, y con quien verdaderamente estás, y a partir de ahí.
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