Saber, o, no saber.
Interpretar, o, no interpretar,
a fin de cuentas nadie sabe en realidad,
sólo dos unidos en el sentimiento, y se aman de verdad,
se cuentan la verdad, unidos, al unísono, en paz. Se aman.
Sin más, en el poder, en el sentir, en el existir, y en el encuentro,
que se dio por hecho, sin saberlo en realidad, sin embargo, al final.
Se hace.
Tarde o temprano, se hace, aún en la distancia del tiempo,
en la distancia de la eternidad, que en ella saben, que existen,
el uno para el otro, esperando volver a encontrarse,
en un encuentro, en un silencio, notan, perciben, que hay más,
y por eso la inquietud, en la disconformidad de ambos, hasta que se acostumbran, a transmutarla,
a vivir la vida, en silencios, y sin esperas, esperando...
el que puede, el que no, busca, y al final, muy probablemente encuentra,
se encuentran, los dos saben, que existe el otro.
Por Montserrat Cobas.
Y en el amor profundo, existe, todo.
Saber, otra identidad.
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