Y es qué a veces, pensar en el futuro, no trae más que dilemas, pues no hay futuro, solo el hoy, el ahora, en quietud, esperando, y aflorando, lo que tenga que ser, pues es así. Son en los silencios de la aurora, los que aminoran, el pesar, en quietud, sin espera, solo escuchando. Y ahora, recuerdo, cuándo estaba, sin estar, en silencios, interiores, y exteriores, sin embargo, me adentraba, poco a poco, al más allá, lo que no se percibe a simple vista, lo que no se siente, con ruidos provocados, son sin embargo, unos de los mejores momentos de mi vida, a pesar del padecimiento, de la época, pues ví, que hay algo más, bello, hermoso, ambivalente. Os amo, mil gracias. No puedo dejar de mencionar, aún sin nombre, por respeto, sería un sacrilegio, pues es una parte de mi, en mi, y de mi día a día, aún sin su presencia. Es curioso, ese afianzamiento. He conseguido vivir sin Él, pero no sin su recuerdo. Dios nos tenga en su guarda. Él sabe bien.
Entra en un mundo real. La otra realidad.