A veces, no sabemos porque se dan ciertas situaciones, quizás no era el momento, o no hubo la fuerza suficiente para lograr lo que queríamos, o no pudimos o supimos ver, o hacer, por ignorancia, por desconocimiento....por no tener las palabras necesarias en un instante que se nos dio para esclarecer, para decir, lo que teníamos que oír por parte de uno o del otro, y así conseguir nuestros deseos, o al menos una explicación cierta que nos diera pie a seguir hacia delante.
Cuántas veces, si supiéramos la realidad, la verdad de todo lo que nos incumbe en un momento dado, pediríamos perdón, por no saber, por no pertenecer-nos la fuerza necesaria, por nuestro propio desconocimiento, por tanto que no se dio.
Pediríamos perdón, no siendo quizás nosotros los culpables en su totalidad, pero lo pediríamos, porque es tanto lo que emerge dentro de nosotros, sin saber el porque de lo que sentimos, que lo solicitaríamos, tan sólo porque se diera lo que queremos, tan sólo por saber lo que hay en el momento, la verdad.
Es infantil, es sublime, momentos desconocidos, hasta que en algo se conocen, porque es tanto el desconocimiento...
Tanto.
Y pediríamos perdón. Por no haber logrado, quizás el bien para nosotros, o no, porque a veces, sin exclusión, las situaciones no se dan por un importante motivo, incluso por nuestro bien, aunando un mayor bienestar en el futuro, quién sabe.
Sólo, ahí. El tiempo. Da respuestas.
Lógicas, dentro de lo lógico.
Montse cobas.
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