Es decir adiós a este instante, es decir hola, al momento, ahora.
Es un adiós y un hola no intercambiable, constantemente, es un suspiro.
Una mota respiratoria que ejerce fuerza.
Fuerza desde la más leve inspiración.
Es, la vida misma, la existencia reciproca.
Es, esa esencia dónde todos nos hallamos.
Y por eso viceversa.
Son finales y comienzos instantáneos.
La muchedumble busca y deambula en su propia búsqueda.
Sin embargo, desde el más pequeño ápice todos elegimos,
reaccionemos, o no, se ejerce.
Creadores sin creernos dioses, pocos o muchos se lo creen.
Pero. Dios. Está.
En todo lugar, en cada instante y momento, ocupamos un pequeño espacio.
Propio de Él, respira, mira, siente, vive, escucha, porqué, en Todo,
Él Percibe observa y sí llega el caso sí ha de actuar, lo hará.
Caminos, senderos, formas, correctas o no, al final, todo es domina-ble,
por nosotros mismos, otros, o por Él.
La búsqueda es encontrada, en un adiós, en un hola.
Y ahí en ese preciso punto, siempre, encontramos.
¿Qué encontramos?
Viene muy determinado por lo que somos,
cómo sentimos y cómo accionamos, que decidimos ser.
Qué determinamos hacer, y ahí el sendero se abre, guía,
a otro lugar...
El de Dios, Tu o Yo, hemos marcado.
Reciprocidad.
Guía.
Por Montse Cobas.
Comentarios