La critica, el juicio exhaustivo hacia otro qué a veces se realiza,
lleva a un sin fin de equivocaciones,
de molestias y malestares.
Sólo brilla, avanza el qué no lo realiza dentro de la perplejidad.
En la censura, las equivocaciones abundan,
las historias tergiversadas, inventadas,
duelen, hacen daño. Al qué las realiza y al otro.
Hay que estar, vivir las situaciones,
los momentos del enjuiciado,
sentirlas, plasmadas en uno,
son tantas a la vez, diferentes,
y llenas de diferencias,
qué la confusión se hace evidente,
vivir para soñar, vivir para inventar sobre el diferente,
es no vivir una vida de ensueño.
Por Montse Cobas.
Dios me libre y yo misma persista en mi enseñanza.
Pues.
Quién sabe los sucesos del allegado, sus estados emocionales, en qué momento y cómo lo vivió....
Sólo el propio.
Son instantes, momentos para divagar, para reflexionar, el bien que se le hace al prójimo o todo lo contrario con nuestras actitudes, formas o actos, a veces indiscutibles y otras discutibles, pues nos embargan echándonos fuera de toda realidad.
Algo complejo...
El Alma es tan sensible y siente tanto....
Buen día y bendecido.
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