El dominio de nuestras emociones es lo que nos hace ser. El control de ellas es lo que nos deriva a no arrepentirnos, pues hacemos lo que en principio realmente deseamos sin dejarse llevar por sentimientos, emociones corrosivas que hace cometer lo más grandes errores que determinaran en cierto modo y tal cuál la naturaleza de la persona a perder su estabilidad o a enfocarse en algo que probablemente no sepa sus resultados, no del todo agradables. Ni que decir tiene que aún así, la persona que obra tranquilamente sin ningún animo de dañar manejando un auto control envidiable de esté fin se ha de abastecer de una gran protección o trabajar para contrarrestar lo diferente que se da en su vida, por la diferencia y trato de otras personas para no salir dañado por ello. Todos somos diferentes y a veces es complejo llevarlo bien ante tanta dispersión. Tantos sentimientos, tantas emociones dispares y ante ello actos iguales qué determinan al ser y a la situación común que llev
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