AMOR, bonita palabra, y con un sin fin de significados.
Lo que para mi, pueda significar, a lo mejor, para ti, no lo es, cada uno tiene una manera de ver las cosas, sentirlas, hacerlas, dependiendo mucho de nuestra esencia como persona.
La esencia, es algo que se nace con ella, cada uno tiene la suya, siendo única de cada persona, pudiendo variar, con las etapas dolorosas, duras, que puedan venir a nuestra vida, volviendo, a vislumbrarse, cuando estas, ya han pasado o se han superado. Lo mismo, que puede hacerse mayor, en etapas felices de nuestra vida.
Todos poseemos, esa esencia, tan especial de cada uno, que nos determina como persona, si no la aba sallamos con actos perjudiciales para nosotros, para el prójimo o para nuestro entorno. Estos, hacen mella, en nuestro organismo, en nuestra mente y por lo tanto también en nuestra esencia, mermándola, de tal manera, que llega, casi a desaparecer.
En la persona, que recibe un daño o sufrimiento, también esta, queda deteriorada en menor o mayor grado, dependiendo de esté.
Hay personas, que son más perceptivas a notarla o ha verla. Son las personas sensitivas o que tienen un nivel de sensibilidad elevado.
También, pueden notarla, las personas, que valoran al prójimo, se preocupan por él, captando, cualquier movimiento, palabra, gesto, tono de voz, que nos puede decir mucho de ella y de su estado.
Algunos, sabréis de lo que os estoy hablando, otros no, porque no todos la perciben, pero eso, no quiere decir, que no esté. Todos la tenemos.
El amor, en todo el amplio sentido de la palabra, se hace notar en la persona y por lo tanto en su esencia.
Cuando, tu amas al prójimo, a todo lo que te rodea, eres feliz, también se plasma en ella.
Solo, tienes que mirar a un bebe, que esta bien cuidado y es amado, desprendiendo, ese algo, que es muy difícil, que pase desapercibido.
Amar, para mi, es cuidar, no engañar, dialogar, dar y recibir. Ceder y aceptar, ante las decisiones comunes, de igual manera, por ambas partes. No dañar, por lo menos no intencionadamente, y si lo hacemos, saber pedir perdón a la vez que perdonar, lo perdonable, que es casi, casi, todo.
El amor, te da felicidad, satisfacción, recompensa, salud, si no la has perdido. Y si, la has perdido, con el, todo se hace más llevadero, incluso, los problemas se llevan de mejor manera.
Incluso, la muerte con amor, es más dulce.
Demos, amor y acerquemos nos al que nos lo dé. Hablamos de amor verdadero, sin intereses, porque cuando dicen que hay amor y hay un interés por detrás, deja de ser amor, a no ser que sean intereses comunes, ya dentro de la pareja, de la amistad o de la familia.
Es primordial, para la vida humana, sin él, enfermamos.
Fijaros, en una siempre muestra de ayuda, ayuda sincera, una caricia en la mano o con la mirada, las sensaciones que llegamos a sentir.
Sensaciones, estas, que estoy segura, nos aportan muchos beneficios a nuestro organismo y nuestra mente.
El amor por la naturaleza, cuando respetas a una flor, a un árbol, te sientas cerca de ellos, los observas, si te fijas, detenidamente, ellos también te aportan una serenidad, difícil de encontrar por otros medios.
Incluso, cuando te encuentras sola o solo, en un mal momento, te sientas en un parque, el simple viento, que roza tu mejilla, te trasmite, una serie de sensaciones y mensajes muy importantes para la persona, si los sabes recoger. Es, como si ellos te acompañasen en esos instantes, dándote tranquilidad, ante lo que estés pasando, en esa etapa de tu vida, aportándote, una fuerza muy especial.
Por eso, ama a la naturaleza, respétala, al unísono, que a tu prójimo.
Todos somos necesarios en la vida, para poder sobrevivir y para que nuestra calidad de vida sea mejor, llegando incluso, al umbral de la felicidad.
Mari. Mc.
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