NIÑOS Y HOJAS.
Aún rodeada de niños,
de padres y cuidadores.
La suave brisa de la mañana,
se ha hecho sentir como la lluvia. No moja pero acaricia.
Cánticos de pájaros,
que saludan al nuevo día.
Acompañan al griterío de los pequeños.
Dulces y encantadores. Inocencia pura en cada uno de sus movimientos.
Chiquillos que corren.
Juegan desconocedores de la vida. De lo que sucede en ella.
Corren y corren, saltan de piedra en piedra.
Buscan algo nuevo que descubrir. Y yo por un momento que los percibo.
Uno me mira sentada en una de ellas,
y ligero me dice, ¡aquí no se lee!
Le incomodo para subirse al bloque.
Sentada, con la meditación ya realizada y con el libro en la mano le digo, ¡sí que se hace!
Observé lo grande de este día.
Hermoso, fresco y suave, como los nenes que corretean.
La suave brisa hace caer las hojas de los arboles.
Las traslada de un lado a otro. Realizan el final de su viaje.
Las arrastra.
Como la vida nos arrastra a nosotros.
Nos acerca a la sabiduría.
Al lugar y la forma que nos espera.
Vuelan, arrastradas, despejadas se desplazan.
A su fin determinado.
Nosotros episodios que nos llevan de igual manera, de todo un poco.
Aconsejados sutilmente por la esencia de la vida. Nos lleva.
Montse Cobas.
UN ABRAZO ETERNO LLENO DE AMOR.
FELIZ DOMINGO.
LUNA SERENA.
Comentarios