ABRAMOS LOS OJOS. Noche deliciosa, con sabor a menta. Suave y cariñosa a través del viento, nos habla, y nos quita el tormento. Antes de caer en el lecho, rápido y con ganas, me acuerdo... Subo deprisa, escalonando con cuidado, no vaya a ser que un tropiezo me detenga. Abró la puerta y me recreo. Suave brisa y sonidos de la noche. Algunos que resuenan. Mientras la tarea realizo, mis ojos se determinan hacia el cielo. Nubes sinuosas que dejan ver entre ellas. Luces brillantes se trasladan. Pienso en lo lógico... Es un efecto óptico. Las nubes en su movimiento hace ver lo ilógico. Las estrellas no se desplazan. Puntos que brillan en el firmamento, muchos. Se mueven hacia un mismo lugar. Le siguen otros tantos. ¿Cazas? No pueden ser, demasiados y sin sonido ensordecedor. Sigo mirando hacia el cielo. Curiosa y en mal gesto, el cuello. Cantidades que alarman a poca distancia los unos de los otros. Se alejan por el horizonte, lejos. Cercano un avión de los nuestros, centellean sus luces, dej
Entra en un mundo real. La otra realidad.