EN LA PASIVIDAD DEL ALMA.
Y en la pasividad del alma quieta,
expectante, escucha,
esencias que se frenan,
esperando un no se qué, curiosa,
con motivos que la despiertan,
ahí, cuando menos sientas, se mueven entonces,
sin saber el motivo, sin saber la verdadera forma,
esta en cada pequeño movimiento, sigiloso, y en silencio,
el que se mueve en la Gran Esencia. En la Nuestra, por ambos núcleos...
Nos pertenece, pertenecemos, sintiendo el momento.
Perca-tate, en silencio oye, siente y observa. Aprendes, y la verdad... respira.
Por Montse Cobas.
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