Aún en la lucha de dejar atrás un pasado, que es eso, pasado, y qué ya no hay hilo de vuelta, salvo el que siguiera, cortado, siempre hay quien quiera enmarcarlo, y enfrentarnos-lo, pero lo que no saben, es que ante ello; quizás se recuperen emociones, asomadas, pero ellos reaccionan ante sentimientos nocivos encontrados, no trasmutados, ni analizados, con reacciones diferentes, qué el que recibe anonadado, impasible, probablemente, llegado a este extremo, es puro, asimilado, ya con la situación trasmutada en paciencia, recuperación y trabajo de superación, y el generador, es tan solo eso, sentimientos generados que perturban, a su alma más intrínseca, y no lo saben, se dejan llevar por lo que hubo, lo que ellos creen, o creen saber, mientras tanto, aún en el silencio del olvido, con amor alzo mi mano y digo, basta, venga Dios, ante la situación, y la reconsidere, pues, no hay pensamiento de cese, y la justicia, se ha de hacer, sino paran, en su mano está, siempre está si reinciden, en algo que quizás, no saben, cuan nocivo, generan y crean, para ellos mismos, aún influido el que recibe, pero mantenerse en lo justo, siempre dona de tiempo, espacio, y lugar, al que así atribuye en Dios, y no creen, y por eso se mantienen, mientras tanto, gestan.
Gestan.
Y no saben...
lo que gestan.
Nunca imagine, cuánta carga Señor, por amar verdaderamente a alguien, ser justa, y honorable, nunca imagine, hasta el punto a veces de querer irme, tan lejos, que nadie pueda encontrarme,
cuanta comprensión, transmute, y dejar hacer, para que al final, solo ellos crean tener fuerza, pero la verdad, es muy diferente, es equivalente, ante Dios.
En el silencio, se encuentra la verdad, y los que se valen de él, para hacer de las suyas, en merma de otro, son los que en verdad, al final, hallaran su propio encuentro.
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