Es una gran y larga historia,
en la cual se habrá de lidiar grandes batallas,
las del deseo y la verdad,
la de los pecadores, y la salvada por Dios,
enjuiciada injustamente, en lo que se habrá de ver.
justicieros sin retorno, en la equivocación.
Es una gran y larga historia,
que no se puede contar, por lo ilusorio,
lo irreal, e increible, sin raciocinio.
Sin embargo, bien cierta.
La mente en ocasiones juega malas pasadas,
y en contra de esto, se rebela, viendo lo certero, sin dejarse engañar.
Pero esta gran y larga historia, tiene un final,
un final inimaginable, tercia dos mundos unidos, pero diferentes,
empujada y arrastrada, señalada, que es el mejor,
en vista de los acontecimientos imprevistos,
es el hombre, y solo el hombre, el que enjuicia, y encara hacia la no verdad.
Porque Dios, no lo hace, y quienes se rigen en Él, así no entienden.
Solo el tiempo, y las circunstancias que se enmarquen,
señalaran al final el camino, la decisión, y la equivocación formada,
y sólo el hombre equivocado aprenderá a razonar, a entender y ver,
lo que hizo, y en ello generado, cientos hastíos, qué habrá que saldar,
y lo hará en su propia vida, es el momento, ya es el instante que no escapa, y en esté.
Se aprende.
Se dejo ir lo que en verdad amaba,
se dejo ir lo que en verdad les estimaba.
Y perdieron, cuánto perdieron, y muchos lo sabían,
y aún así lo hicieron,
poderes que compran, cuando nada se ha de comprar,
sino merecer. Y el amor, se da, y se merece.
Es una gran y larga historia,
con un final ...idolatrado,
cuando ya no haya nada que hacer,
y en ello remordimiento, queja y suplica,
del que hizo, y pudo hacer mucho mejor.
Y así se remedia.
Montse Cobas.
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