A veces, no queda más remedio, y es lo mejor, dejar todo atrás, o casi todo, seguir hacia delante, acoger nuevos planteamientos, nuevas ideas, nueva vida, nueva gente, avanzar mirando al frente, con el cometido que tengamos predestinado, todos, lo tenemos.
Sin más idea, sin más conocimiento, fríamente, con el corazón en la palma de la mano, de Dios. En misericordia, por los demás. Seguros, sabiendo nuestro cometido, salvarnos, y salvar.
En un mundo elocuente.
Por Montserrat Cobas.
Comentarios