El haber perdido la esperanza, te deriva a no poder ver, el abrirse a lo nuevo, a lo que pueda venir, nos abre a conseguir lo anhelado, aunque sea de diferente forma, y diferente a lo que pensábamos.
Nuestra mente hace verdaderas acrobacias, por proteger nuestro ser ante una posible muerte o locura, que es la locura, sino la muerte de la conciencia viva, ante un dolor físico o mental, álmico insostenible.
Volver a vivir, olvidar para seguir adelante, es una buena actitud que tiene sus pros, y sus contras, y solo lo sabe quien lo pasa.
A veces, muchas veces, es necesario olvidar, para poder renacer, esto que pocos saben,, y por eso viven en un mismo pensamiento, deseo, consciente, que también impide ver y muchas veces, seguir adelante. Aunque en ocasiones, por mucho que se intente borrar para poder avanzar, un deseo álmico, una necesidad almica, permanece siempre ahí en lo más profundo, y en eso la persona no tiene el verdadero descanso, total, con episodios del resurgir en él.
Y es qué, sólo el fuerte en muchos aspectos, consigue lo que quiere, se necesita verdadera integridad, poder, en muchos sentidos, muy difíciles de definir en poco texto.
Vivir, en amor y paz, nos dona en cierta manera, esa totalidad que necesitamos, a veces afincados al olvido, para poder hacerlo. Y es qué no queda otro remedio en muchas ocasiones, aún a veces, bulla el corazón, la energía sutil que emerge de él, notando como vibra, y resurge, ante ciertas emociones, privadas de libertad.
Nunca perderé la ilusion de poder seguir adelante, por muy dificultoso que sea mi camino, y éste la esperanza de volver a recobrar lo que pude haber perdido. Pero para eso, hay que seguir, por mucho que cueste.
Hacia adelante, mis valientes.
Hay mucho bueno que descubrir, y hacer, afincarse en ello, no, en lo desagradable, y difícil.
Por Montserrat Cobas.
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