Tú, Yo, es ese espacio, de recuerdos,
cada uno al unísono, uno solo,
vidas diferentes, pensamientos arraigados,
sin miras de frente,
sin sentimientos juntos, sino individuales,
así cada uno sintió, lo que sintió, sin saber del otro,
desconocedores de todo, no somos el otro,
y aún parezca diferente, ambos, seguro, tuvimos similitud,
en algún momento, y es que, la hay, a través del tiempo,
aún vidas separadas, hay momentos que así son, así fueron,
exentos del otro, perdidos, todo, en la individualidad forzada del momento,
hasta que quizás en un momento dado de nuestra vida, nos encontremos,
nos conozcamos, o no, nos podamos conocer o no, pero sabremos,
que en algún momento de nuestra existencia, sí, lo hicimos, y en ese instante,
o instantes, quedaremos dudosos, de lo que fue, y es, mirando al pasado, en el presente,
con características de futuro, que solo ambos habremos de sobreponer, solo dos, deciden,
si siguen sus vidas juntos, o separados, aún uno quiera, o no, la decisión, siempre es mutua,
a razón de la existencia, de la vida, del sentimiento emergido en ese momento de pensamiento,
de estar, que resurge, qué hay, qué hubo algo más, que nos ha llevado a este momento,
de incongruencias, pero con razonamientos internos, que se dejan ver, en la verdad, que es,
que fue, y será, porque estará, siempre estara, esta nunca falla, y siempre se halla,
para quien pueda y la quiera ver, porque no siempre es fácil, el resurgir en ella, es, lo que afianza,
un encuentro, al unísono, de dos, que se buscaron esencialmente, y se encontraron en la vida propia,
y así, es, así será el momento exigido.
Por Montserrat Cobas.
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