Es así, cómo cuando siento el viento, camino, por el campo,
me cercioro, de mi entorno, sus mensajes, muy íntimos,
lo que con cada movimiento, percibo,
el aroma del campo, de sus simientes,
grandes, o pequeñas, flores que relucen,
de múltiples formas, sensaciones, intimas,
que se notan, dentro de uno.
Intimidad, pues es intrínseco,
se deduce actividad interna, y, así,
una corriente energetica que transmuta, en parte,
que relaja, que nos abre, a las emociones, sanas,
observando, comunicaciones, en la oscilación de las hojas,
de las vibraciones, o, no, desde la propia esencia,
cuanto dicen, y, entienden nuestro lenguaje,
mediante, la mezcla de emanaciones,
sentimientos anquilosados, que ellos traducen,
en su dialecto, ese, mediante todo conocimiento,
energías conjuntas, vibraciones, es, y perciben,
y, en esta vicisitud, la unión,
una bella unión, para el recuerdo,
cómo todo recuerdo que se precie, bueno.
Bueno, agradable, de crecimiento, en Luz,
comunicación, intrínseca, con el medio, y la Esencia Madre,
qué va, más allá,
de la percepción, súbita.
Es,
en la fluidez interna, cuándo aparece,
bella fluidez, hermosa, desde otra vida,
otra, forma, que pocos conocen,
y, a los que pocos están abiertos,
abriéndose, en la soledad, en el desespero, callado,
en el desamparo, y en la unidad, conjunta, esa,
qué cuando falla, la voluntariedad del mundo,
encuentras.
por Montserrat Cobas.
Programada.
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