Es, la gratitud de las personas, la que nos hace movernos convenientemente, desde la serenidad, la bondad, desde el amor, la qué nos hace expandir buenamente, y así materializamos la verdadera vocación del Ser, ser desde La Luz qué somos, sin contaminaciones superfluas que no se ven, pero se pueden sentir, no dejando obrar racionalmente desde el Corazón, fluir sagrado.
Gratitud, por el bien que nos hacen. O nos han hecho. Y ahí sólo obra, paz, amor espiritual, ternura, favor.
Es entre el Hombre y la Mujer, esa Esencia que determina a verse desde la bondad, la alegría del espíritu, la racionalidad que obra desde la lealtad, sin buscar males mayores ni infundados, ni siquiera se piensa, es ser entre ambos la verdad. La Verdad que los une, el amor instigado que fluye, limpios de deshonestidad, sin querer mayor mal entre ellos, y dejan, y surgen, y viven, y fluyen, buscando la verdad, la verdad que urge que existe entre el Hombre y la Mujer, de siempre, esa verdad, qué viene de más allá, desde su verdadera esencia, ejercida de su pureza, la racionalidad del ser, del principio, sin turbulencias, sin alteraciones ni incongruencias, porque saben que esto último, sólo les lleva a la destrucción, su propia destrucción. Individualmente, conjuntamente, sí quieren, pueden, desde el amor, ejerciendo para un verdadero mundo, un Gran mundo.
Desde el amor. Su pureza.
Es, una determinación, la de ejercer un Nuevo Mundo, libre de maldad.
Esencias compartidas y limpias.
Se transmiten.
Por Montse Cobas.
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