Poder ver y observar, cada pena, cada cansancio extremo, cada emoción no grata, instaurada en nuestro cuerpo, en los músculos entrelazados, entre cada vertebra, en algún órgano o lugar, puede ser substancialmente triste o arduo, porqué al sacarlo, sanearlo, liberarlo, se percibe y siente se plasma en mí, en más de una ocasión, lo sentido por la persona, incluso volver a recordar cuándo se trata de mi misma, pues yo también estoy en un proceso de auto curación, realizándolo también para mi, poco a poco, pues es más complejo, pues no siempre puedo llegar bien a cada punto, a cada vertebra, dónde la calcificación energética, bloqueos instalados de hace mucho tiempo y amontonados por ese tiempo, uno encima de otro, que obligan a aglutinar zonas, vertebras posicionando-las mal, con sus consecuencias, no es tarea fácil, revertir el proceso acaecido en nuestro cuerpo físico..., un retroceso para volver a un inicio sano en todos los campos en un alto porcentaje de bienestar, aunque no total en la mayoría de casos, dependiendo de las circunstancias que aún se mantenga, la edad, la propia naturaleza, y más factores que también se han de tener en cuenta, menos importantes pero que inciden en el resultado y garantía de éxito, mayor o menor.
Es poder ver, lo que las vivencias, las circunstancias, lo que soportamos, lo que no podemos digerir, nos afecta, y no sólo lo hace en el campo-emocional-psicológico, sino también físico, va, unido.
Poder ver, la importancia de no sólo mantener y priorizar el cuidado físico de nuestro cuerpo, sino saber y poder elegir, lo qué vivimos y lo que no llevamos nada bien.
Sabiendo y entendiendo qué no todo se puede evitar, y qué al menos por un tiempo, no queda otra que sobrellevarlo cómo se pueda, y nunca mejor dicho, sobrellevarlo encima y dentro nuestro, de ahí la importancia de nuestro propio cuidado y el del entorno más cercano, influenciando a todo.
Sí supiéramos lo que influencia cada dolor, cansancio, circunstancia o suceso anómalo, al resto,, para mal, probablemente en y desde una mente inteligente, todo cambiaría y mucho.
El mundo sería de otra manera, nada que ver con el existente.
Dónde la paz, la armonía, y el bienestar se instauraría.
Por Montse Cobas.
Bendecido día.
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