Hoy miraremos, algo a lo lejos, sin restricciones, no veremos nada más, qué nuestro vuelo. Un vuelo fluido, sereno, pero no lento. Nos lleva, sin retorno. Quién sabe dónde. Se siente perfecto, se siente en paz. Allí dónde vamos, no hay malestar, no hay guerra sangrienta, ni fría, ni tan siquiera sangre, no hay enfermedad, no hay sufrimiento. Sólo hay la forma de la existencia, con todos sus cuerpos, con todas sus energías, en Luz. No hay, pero, si hay. La sustancia de toda vida. Serenidad pura, formada por un gran amor. El amor, forma de toda vida. Luz, en toda su inmensidad. Y así estamos. Fluyendo, sintiendo, que lo que hay detrás de este mundo, rehecho, es lo que no quieren que veamos, porqué todos querrían acceder, sin embargo, cuánto más alevosía más envío a la Luz, más clamor, más necesidad en la búsqueda, y por fin, su, encuentro. Por Montse Cobas. No es programada, es de hoy. Un día, sutil, hermoso, y lanzadero, ahí dónde