Todos sabemos, o, no. Lo qué se lleva dentro, a ratos, todo el tiempo, en estos tiempos, espacio, dónde el cansancio, la insatisfacción, la incomprensión, e incluso la falta de comprensión se da demasiado, desbordando al ser qué se era cuándo niños. Esa ingenuidad perdida cada vez más, y más fuerte, unos antes y otros más tarde, qué prosigue con el pasó de los años, pudiendo aparecer diferentes emociones nada positivas entre ellas el enfado, sacándolas o no, qué nubla el pensamiento haciendo qué el discernimiento no se dé y el entendimiento falle, llevando a cometer infinidad de errores. Sólo la calma trabajandola, armonizando nuestro interior con diferentes técnicas aleatorias, necesarias, para encontrar nuestro centro y no perderlo, con todo lo qué conlleva, nada oportuno ni satisfactorio para uno mismo ni para el resto, es, esta etapa en qué la verdad incómoda, remueve ...todo, no sabiendo qué hacer con ella ni lo qué genera interiormente, son los temores, el ver un...
Entra en un mundo real. La otra realidad.