INFELICIDAD. Amainados los vientos después del desaire. Se observa, que un nuevo sol aparece agradeciendo cada instante. Se deja ver en un cielo cada vez más libre. La libertad del espíritu nos deja ver cuan grande es. En la oscuridad del día a día, ya pasado, nuestro cuerpo mella. Sin darnos cuenta de la infelicidad que le procesa. La tristeza nos acusa del estado mantenido. Uno que no se quiere ver. Aún cuando duela, nos ciega. Nuestra mente esta cerrada, no deja ver el suceso, hasta... que un día en un momento claro, nos preguntamos que nos pasa. Cuál es el motivo. No surge la respuesta, hasta que golpe tras golpe, suave y sin marca nos enseña, descubrimos agotados. Vemos la necesidad de un cambio, ¿pero como? preguntamos. Simplemente sopesando. Si se necesita, si nos pide, si estamos anquilosados por la época. Cambiemos, hagamos un cambio. Hay muchas opciones, lo difícil acertar la adecuada. Cada uno tiene su necesidad propia. La tuya no es la mía y a la inversa. Qu
Entra en un mundo real. La otra realidad.