⛄ Recordando aquel tiempo, aquella estancia, invierno a punto de ser primavera, frío gélido, naturaleza viva, gente adorable, nieve y viento, lluvia, días de invierno..., aquellos qué no permitieron caminar por el medio cómo hubiera sido lo deseado, pero lo hice, un respiro, unas horas, unos momentos de una tarde, anteceder al mismo tiempo. Percibiendo aún así el cambio, esencia cristalina, aunándose a una, percibiendo sus momentos de tranquilidad, era ese tiempo. El frio transmitía el espacio, inmenso, tranquilo, comunicativo, comunicado, con un todo a todos los niveles, sintiéndome una con él, observando su verdadera magnitud. No hay verdadera soledad, son sentires de las personas, de momentos abruptos qué resuenan dentro nuestro, qué cuándo dejan de hacerlo, nos damos cuenta de la realidad, son nuestros momentos, tiempos, etapas no convalidadas, no transmutadas, sin conocimiento, qué cuándo lo transcendemos y aprendemos, entonces, entendemos y sabemos, qué todo está bien, qué no
Entra en un mundo real. La otra realidad.