Lo qué podemos ver no es lo qué sucede en realidad. Mientras qué no nos pongamos en el lugar del otro, en la situación con la información adecuada, nunca lo haremos. Siempre falta, podemos estar más cerca de lo real o menos, pero la totalidad certera, no. Si pudiéramos observar la infinidad de datos, circunstancias, formas, sólo nos llevaría a la totalidad del ser con sus acciones y la de otros, imposible de saber, salvo en la base de datos dónde todo se anota (Universo-Dios), no en un ordenador cuántico cómo el denominado la bestia de fabricación qué se sepa, humana, sino el qué se integra en toda dimensión del Universo, y en cada punto de este qué le pertenece mucha información de todo suceso ocurrido en él, de toda vida, cada uno de ellos emite información instantánea quedando anotado en la escala correspondiente. Ahí lo importante pertenece fuerte y lo ocasional o de menor importancia, lo hace cómo residuo o mera información en una cierta frecuencia qué no es tan inscrita en él.
Entra en un mundo real. La otra realidad.